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13 de abril de 1959 // La Gran Huelga Bancaria.

Hecho histórico que nos marcó a todos los bancarios y bancarias.

En 1958 el conflicto bancario de ese entonces fue superado mediante una negociación con el nuevo presidente Arturo Frondizi. Se estableció entonces, por Decreto, un nuevo escalafón de salarios para la actividad que debía ser actualizado cuando la inflación superara el 10%. Este logro básico pronto fue desconocido por las patronales. Según este plan los aumentos debían ser regidos por el aumento de la productividad. 

El conflicto surgió cuando el alza de precios obligaba a la actualización de la escala salarial. Ante la demora en reconocer el derecho adquirido, a partir de la segunda quincena de marzo de 1959, se decidieron paros parciales. El Gobierno como las patronales mantuvieron una actitud intransigente.

El 3 de abril una manifestación fue reprimida en las inmediaciones de la Plaza de Mayo, las habituales maniobras dilatorias tanto del gobierno de Frondizi, que pronto olvidó sus promesas electorales, como de las patronales, llevaron a que el 13 de abril de 1959 se convocaran paros para el 14 de abril, el 15 se trabajaría. El Gobierno forzó la situación decretando feriado bancario para los días 14 y 15 con el fin de doblegar a nuestro sindicato. La Bancaria fue allanada e intervenida por el Gobierno, que emitió un decreto disciplinario que modificaba la Ley 12637 de estabilidad y carrera bancaria a instancias de las patronales. Por ello se podía despedir, sin necesidad del sumario, al que dicha Ley obligaba.

Es decir, hubo represión ilegal contra nuestro sindicato, un «lock out» o paro patronal. Se desplegó una represión policial, con apaleamientos y detenciones hasta el 12 de junio, día en que finalizó la huelga. 

El conflicto derivaría en un compromiso asumido por un representante del Gobierno, que consistía en alcanzar la libertad de todos los detenidos, la reincorporación de los cesantes, el cese de la intervención a la Bancaria y al sindicato del seguro, el restablecimiento de las garantías para la actividad sindical, el cese de la intervención al Instituto de Servicios Sociales, compensaciones por los días de huelga descontados y un aumento salarial que fue establecido por decreto, aunque sujeto al incremento de la productividad.

“Hubo durante esos años reincorporaciones parciales. Estas reparaciones, aunque parciales, dieron testimonio del compromiso del sindicalismo bancario con esa causa irrenunciable, con esos trabajadores despojados de su trabajo, muchos anónimos, que son junto a los de otros períodos, la MAYOR EXPRESIÓN DE LA DIGNIDAD SINDICAL DE LAS Y LOS TRABAJADORES BANCARIOS. Sin ellos nuestros derechos no serían los mismos.” (Eduardo Berrozpe)

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